sábado, 25 de febrero de 2012

Sobrevivir a la corona

Lovejoy es el nombre de un heroico viajero espacial. Este cometa se sumergió el pasado diciembre en la corona solar en un viaje suicida. Esta región del sol es lo que en nuestro planeta equivale a la atmósfera. La atmósfera solar está mucho más caliente (unos 2 millones de grados centígrados) que la superficie del astro rey, que sólo alcanza los 5.000 grados centígrados. Cualquier objeto que se aventurase en este terreno infernal se desintegraría en un suspiro, pero para sorpresa de los astrónomos que seguían la pista del cometa, Lovejoy salió disparado por el lado opuesto del sol. Este hecho ha permitido a los científicos determinar hasta un cierto grado las propiedades naturaleza del cometa. Para empezar es mucho más denso de lo que pensaban, sino no habría sido capaz de resistir el embate abrasador del sol con tanta entereza. También barajan una lista de posibles elementos que forman el cometa, basándose en las resistencias al calor que este parece tener.


La realidad

Muchos dirían que la realidad es lo que podemos percibir con nuestros sentidos. Eso es cierto, pero sólo en parte. De hecho sólo percibimos una fracción minúscula de esta. nuestros sentidos no pueden captar la luz ultravioleta, ni ver los rayos X, pero sabemos que existen. Esto nos lleva al tema principal de este post, la materia y energía oscuras. A primera vista suenan a objetos dignos de una colección de cómics, pero distan mucho de sus versiones en papel. La materia y energía oscura componen entre ambas el 97% de la masa del universo. Dicho de otra manera, todo lo que nosotros percibimos mediante nuestros cinco sentidos es sólo el 3% de la realidad. Su existencia está más que demostrada gracias a los efectos que tienen sobre la materia ordinaria. Mirando a través de los telescopios las imágenes que vemos muchas veces aparecen distorsionadas, como si se curvasen si razón alguna por efecto de la gravedad de algún objeto invisible. Esto es una constante en todo el universo, y es la prueba que tenemos de la existencia de estos dos elementos tan misteriosos. De hecho se llaman así porque no se sabe de que manera interactuan con la materia ordinaria ni cual es su naturaleza.

viernes, 24 de febrero de 2012

En un instante

Hoy me gustaría habla sobre el fenómeno conocido como inflación del universo. Este evento sucedió hace casi 14.000 millones de años y duró una pequeñísima fracción de segundo. El universo por aquel entonces era muy diferente del que hoy en día conocemos. Su volumen era bastante más pequeño. Este estaba contenido en un espacio infinitamente pequeño, aproximadamente del tamaño de un protón. Este estado es conocido como singularidad cuántica, y es también la forma que tienen todos los agujeros negros.
De alguna manera esa singularidad se rompió y libero toda la materia que contenía, liberando cantidades ingentes de materia. En cuestión de fracciones de segundo nuestro pequeño universo pasó a abarcar proporciones celestiales, miles de veces más vasto que la Vía Láctea. Esto supone que toda la materia que se libero de golpe se movía a una velocidad muchísimo más alta que la de la luz. Podríamos decir que en vez de expandirse, nuestro universo apareció súbitamente de la anda.

sábado, 18 de febrero de 2012

El motor de la vía láctea

Hemos hablado antes sobre agujeros negros y sí, tienen una fama algo desmerecida, pero en su medida nos son indispensables. Si nos fijamos todas las galaxias tienen formas diferentes, pero comparten más o menos la forma en disco y su núcleo brillante donde están la mayoría de sus estrellas. Esta manera que tienen las galaxias de distribuir su masa no es azarosa, se debe al motor que las mantiene unidas. En el centro de cada galaxia hay un agujero negro supermasivo que atrae hacia si toda la materia que compone los miles de años luz de envergadura de una galaxia. Esto da forma de remolino a las galaxias, tal y como pasa con el agua cuando se va por el agujero de la bañera. De ahí que la mayor parte de la masa de una galaxia se encuentre en el centro. El agujero negro mueve toda la materia de la galaxia, ayudando a crear nuevas estrellas y a dar forma a la galaxia.

En la palma de la mano


Esta vez toca hablar sobre agujeros negros. Se trata de lejos de los objetos más extraños y misteriosos que podemos encontrar en el universo conocido. Estos astros se forman cuando una estrella de mucha masa explota y deja su núcleo desnudo flotando en la nada. Su corazón "se cae" por así decirlo sobre si mismo por culpa de la grandísima gravedad que genera. Esto hace que el objeto se comprima hasta adquirir dimensiones subatómicas. Es difícil imaginarse un cuerpo de una masa superior a la del sol encerrado en un punto tan pequeño, pero este hecho es lo que dota al agujero negro de sus curiosas características.Estos voraces astros son capaces de engullir planetas y estrellas enteras sin despeinarse. La gravedad adquiere un valor infinito en este nuevo estado y, hace que la luz pese lo suficiente como para que esta caiga literalmente a ese pequeño punto. De ahí su nombre, ya que al no reflejar la luz no se puede ver.

Viento solar


A raíz de los comentarios ominosos que se están escuchando últimamente en los medios me gustaría explicar un poco la naturaleza de este fenómeno cósmico.
El viento solar es un flujo de gas muy caliente que sale despedido del sol en fuertes oleadas radiactivas. Este gas choca contra el campo magnético de la tierra deformándolo por el lado del impacto y creando una especie de cola alargada en el otro extremo del planeta. Es en ese extremo por donde los remanentes del viento solar se cuelan en la atmósfera terrestre y crean auroras boreales al ser conducidas a los polos.
Esto lleva ocurriendo desde que el mundo es mundo, y jamás ha pasado nada. La tierra mantuvo la vida en la mismas circunstancias en las que se encuentra ahora y jamás el viento solar ha tenido repercusiones más allá de fallos en los aparatos eléctricos.
Viviendo en el siglo XXI no podemos permitirnos el lujo de dejarnos llevar por rumores fundamentados en miedos absurdos, y menos aún teniendo la ciencia para despejar las nieblas de la ignorancia.